jueves, 22 de julio de 2010

Burdo show de Colombia en la OEA





Tal como lo había advertido la semana pasada el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, el gobierno del presidente saliente Álvaro Uribe a través de su embajador ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, utilizó este jueves 22 de julio este foro internacional para desprestigiar a Venezuela, presentando un conjunto de supuestas evidencias que se perfilan dudosas, en el mejor de los casos.

Los videos y las fotografías mostradas por Hoyos no contienen elementos que muestren inequívocamente que fueron realmente tomadas en Venezuela, en particular tomando en cuenta las similitudes topográficas y del paisaje entre las poblaciones fronterizas de Venezuela y Colombia.

Visiblemente exaltado y en tono altisonante, Hoyos aseguró que en Venezuela existen 87 campamentos de las FARC, cuya ubicación estaría entre 21 y 24 kilómetros en el territorio venezolano. El embajador colombiano mostró fotografías de tres supuestos campamentos guerrilleros: el Berta, el Centro de Instrucción Santriz y el campamento Bolivariano, donde el embajador colombiano asegura que se preparan explosivos y planifican secuestros. Hoyos mencionó las coordenadas en las que estarían ubicados estos campamentos.

Curiosamente, los videos presentados por Hoyos se proyectaron sin audio. El embajador colombiano trató de justificar algo tan irregular, tratándose de una denuncia, con el argumento de que es “material clave” para la judicialización de las pruebas.

Toda la presentación de Hoyos estuvo salpicada de insultos, sarcasmos, alusiones ofensivas contra el gobierno venezolano y particularmente hacia el presidente Chávez, tal como ha sido la costumbre del gobierno de Álvaro Uribe en toda su gestión y en sus relaciones con Venezuela.

“Si todo lo nuestro son montajes, si estas son películas de Hollywood, si todo esto son mentiras del mafioso del presidente de Colombia, ¿por qué no podemos ir a todos esos sitios? ¿Por qué no podemos ir por estos caminos? ¿Y por qué queremos que sean 30 días? Si bien en 30 días pueden desmontar todos estos campamentos, no alcanzan a desmontar todo lo que se ve en los videos (…) Todo lo que hemos visto por toda la información que existe, por todos los datos que existen, además con todo aquí no se muestra todo precisamente porque es información muy vital, muy importante que tiene que ser judicializada, no podrían desmontar esa evidencia porque están miembros, miembros que además aparecen en esas imágenes que murieron en combate y que naturalmente están enterrados en esa zona”, señaló casi al final de su ponencia el embajador de Colombia ante la OEA.

“Pocos pueblos en el mundo han sufrido como nosotros, por eso sabemos lo que es la tragedia y por eso hay que parar esto ya y por eso el gobierno venezolano tiene que aceptar una comisión internacional con todos los sectores del continente (…) y que permita que los relatores de DDHH de la OEA y de Naciones Unidas todos visiten Venezuela y vengan a todos estos sitios”.

Cuéntame una de vaqueros

Por su parte, el embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Charderton Matos, desestimó completamente las supuestas evidencias presentadas por su homólogo colombiano ante la OEA.

“Lo primero que tengo que decir es que la montaña parió un ratoncito. Ninguna evidencia, ninguna prueba, fotos tomadas no sé donde, con coordenadas de las cuales ya tenemos algunas experiencias con fotos muy curiosas, algunas discutibles. Cuando veo la playa llamada Chichiriviche, por conocerla bien, tengo dudas por el color de la arena. En realidad se parece más bien a la playa de Santa Marta, en Colombia, ciudad sagrada para nosotros porque allí fue que murió nuestros Libertador, que libertó también Colombia y otros países latinoamericanos y bolivarianos. Tengo dudas sobre la botella de cerveza que no era polar sino colombiana”, indicó Chaderton al inicio de su reposada intervención, agregando que estos detalles seguramente serán verificados por especialistas en la materia.

“En Venezuela ante una mentira evidente y maliciosa acostumbramos decir ‘ahora cuéntame una de vaqueros’. Hay una vieja película de Gary Cooper titulada High Noon con una traducción al español perfecta para este día: “A la hora señalada”. Esta sesión tenía que realizarse hoy a esta hora o aquella hora, las 10 y 30, porque su majestad subimperial en la Casa de Nariño en Bogotá no aceptó ningún tipo de flexibilización propuesta por terceros partidarios de un diálogo diplomático para evitar precisamente que esta organización pueda eventualmente lucir como una gallera. Hasta por la disposición de la mesas habría algún parecido y es lo que menos quisiéramos nosotros a pesar de las reservas que tengamos sobre estas organización”.

Destacó como algo novedoso y curioso las nuevas tareas que al parecer está asumiendo la OEA al prestarse como foro para esta campaña de descrédito que desarrolla Colombia contra Venezuela.

“Hay cosas muy curiosas que voy a reflexionar en mi breve intervención, una de ellas es que ha habido como una evolución, con o sin comillas, del enfoque que la OEA le da a sus responsabilidades y frente al derecho que puede tener un país de presentar sus quejas en relación con otro (…) Pero de pronto podrían ocurrir cosas novedosísimas. A mí se me ocurre de pronto una delegación de muchos embajadores y representantes y, a petición de cualquiera de nosotros, hacer una visita a las 7 bases militares de Estados Unidos en Colombia. Sería una experiencia curiosísima y quizá dentro de ese contexto podríamos tener alguna sensibilidad a un tratamiento igualitario de las sensibilidades y de las curiosidades sobre sus propios problemas”, explicó Chaderton planteando una interesante sugerencia a la OEA en esta nueva tarea que parece estar asumiendo a instancia del gobierno colombiano.

Siniestro legado

Recordando la mediación de Charles De Gaulle en el conflicto de Francia con Argelia, Chaderton subrayó la importancia de la mediación de estadistas en este tipo de conflictos y repasó una serie de ejemplos, como los de Irlanda, Guatemala, Kenya, El Salvador, entre otros, en los que ha sido posible llegar a proceso de reconciliación y establecer la paz gracias a la visión de sus estadistas. No obstante, sugirió que no es este el caso del presidente saliente de Colombia, Álvaro Uribe.

“¿Cuál será su legado para la historia? No precisamente el de un estadista: un buen número de victorias militares o policiales y la recuperación de espacios ganados por grupos irregulares de izquierda o de derecha. Pero la guerra continua con sus altibajos, los cultivos continúan, el narcotráfico continúa, los secuestros han disminuido pero cerda de 600 venezolanos han permanecido cautivos en territorio colombiano sin mayor cooperación de las autoridades de ese país y decenas de militares venezolanos han sido asesinados por irregulares colombianos, de derecha y de izquierda. Ningún país fuera de Colombia ha sufrido más que Venezuela la violencia política, social, militar, guerrillera e institucional generada en ese país hermano”.

El embajador Chaderton enfatizó que Venezuela ha sido desde hace mucho víctima de la violencia desatada en Colombia por factores como el Bogotazo, el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, el paramilitarismo y el narcotráfico, cuyos efectos pernean fácilmente hacia Venezuela por un porosa frontera de 2.219 kilómetros.

“Haciendo historia ¿qué hemos sufrido nosotros en Venezuela? 60 años, muchos gobiernos han pasado desde entonces. El abigeato, el robo de vehículos, el vicariato, la penetración de grupos irregulares en nuestro territorio, el secuestro, el robo de aviones y barcos, el narcotráfico, etc., etc., son formas delictivas que han invadido el espacio soberano de Venezuela porque las fronteras de nuestra hermana república de Colombia han sido mal cuidadas, para decirlo en el tono más respetuoso que pueda ser posible”.

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