miércoles, 16 de junio de 2010

Unasur y la integración Latinoamericana

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Escrito por Sergio González (CMI-Argentina)
Domingo 13 de Junio de 2010



unasur


UNASUR

y la

integración latinoamericana

Contribución al debate: Este artículo pretende

abrir un intercambio

sobre qué es UNASUR, cómo se manifiestan

las distintas

y encontradas presiones en su seno, cuáles

son sus posibilidades

y limitaciones, a quiénes beneficia, y cómo se

relaciona con nuestra

propuesta de Federación Socialista latinoamericana.

Esperamos

sirva como disparador para afinar nuestra

caracterización de

esta entidad continental y, a partir de ahí, determinar nuestras

tareas de propaganda y agitación sobre la integración que

consideramos necesaria.

Sectores reformistas y progresistas, incluso muchos

bienintencionados, interpretan

que la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)

puede ser un bloque de

resistencia a los intereses imperialistas de EEUU en

este continente, al que

históricamente ha considerado como su patio trasero.

Si bien algunas declaraciones

y medidas de UNASUR pueden interpretarse contrarias

al interés imperialista debemos

ponerlas en un contexto donde una oleada revolucionaria

recorre el continente y varios

procesos avanzados amenazan con la continuidad del

capitalismo en esta región del

mundo.

Este artículo pretende abrir un intercambio sobre qué es
UNASUR, cómo se manifiestan
las distintas y encontradas presiones en su seno, cuáles
son sus posibilidades y
limitaciones, a quiénes beneficia, y cómo se relaciona
con nuestra propuesta de
Federación Socialista latinoamericana. Esperamos sirva
como disparador para
afinar nuestra caracterización de esta entidad continental
y, a partir de ahí, determinar
nuestras tareas de propaganda y agitación sobre la integración
que consideramos
necesaria.


¿Qué es UNASUR?
La Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, es un intento

de "integración

y cooperación" continental impulsado por los principales presidentes

sudamericanos.

Está formada por los gobiernos de los doce países independientes

de América del

Sur y, aunque aún no está ratificada por todos sus miembros,

ya ha tenido algunas

reuniones con cierta trascendencia mediática.

Si bien hubo reuniones preparatorias en Cochabamba en

2006 y en Isla Margarita

en 2007, puede considerarse como punto de partida al

Tratado Constitutivo, acordado

en Brasilia el 23 de mayo de 2008, que estableció como

objetivo construir un espacio

de integración (cultural, social, económica y política) para

eliminar la pobreza, la

desigualdad, lograr la inclusión social y fortalecer la democracia,

los derechos humanos

y una cultura de paz.

Intereses contrapuestos
Sin embargo, las posiciones divergentes de los distintos

gobiernos hacen que los

acuerdos sean muy dificultosos. Cada gobierno expresa la

compleja lucha de clases

interna en cada país y las presiones de las distintas potencias.

Conviven en

UNASUR presidentes abiertamente pro imperialismo yanqui,

como Uribe o Alan

García, al que ahora se ha unido Piñera de Chile, con el

añadido de ser un

rico empresario, hijo dilecto de su burguesía nacional;

"progresistas" o

socialdemócratas con diferente vinculación con los imperialismos

europeo y

norteamericano, como intento de arbitraje entre clases (Cristina,

Lula, Mujica);

y finalmente los que expresan diferentes grados de avance de

procesos

revolucionarios internos: Chávez, Evo, Correa, etc. Además,

influye el momento

político interno de cada uno de ellos: si están en auge o en

decadencia, asediados

internamente, etc. También se puede apreciar la tensión entre

los distintos intereses

nacionales (o sea de las clases dominantes en cada país).

Todo esto tiene sus consecuencias en la mecánica de

funcionamiento de

UNASUR. El Tratado Constitutivo considera que la integración

debe ser

"flexible y gradual en su implementación". Toda normativa debe

adoptarse por

consenso, el quórum es de ¾ de los estados miembros y cada

estado puede

"eximirse de aplicar total o parcialmente una política aprobada".

Lo que hace

muy difícil que haya decisiones trascendentes.

Se han logrado acuerdos sobre temas menores como

migraciones internas

(se autorizaría a viajar entre países miembros con documento

nacional sin necesidad

de pasaporte), sobre la construcción de poliductos entre Venezuela

y Colombia, o

generalidades sin precisión (intercambio de información y experiencias

en defensa,

cooperación en seguridad). Y sobre temas en los cuales sin UNASUR igual

hubiera habido cooperación (ayuda a víctimas del terremoto en Haití y Chile).

Pero en los temas de mayor relevancia no hay avances: no se pudo

influir en

revertir el golpe de Estado en Honduras, pese a todo el despliegue

discursivo

y diplomático, el proyecto de Banco del Sur está estancado, y el

propósito de

una moneda única genera muchísimas resistencias. Además,

cabe mencionar

que a la Unión Europea la existencia del Euro y del Banco Europeo

no le ha servido

de mucho en la actual crisis capitalista, más bien lo contrario.

Sí se logró una declaración de apoyo a la posición Argentina sobre

la soberanía

de Malvinas y la defensa diplomática del gobierno de Evo Morales

frente a la

ofensiva golpista fogoneada por el imperialismo en septiembre de

2008,

medida que puede aparecer como positiva, pero que nunca puede

reemplazar

la movilización popular indispensable para frenar a la reacción.

Brasil como potencia capitalista regional
Si las presiones de EEUU sobre la región son evidentes (en lograr

acuerdos

de libre comercio, políticas de seguridad, antiterrorismo, bases

militares, flota

naval, defensa de empresas) y es notorio que las naciones

europeas (España,

Francia, Inglaterra, Italia, etc.) defienden a sus empresas

transnacionales

(bancos, petroleras, telecomunicaciones, comerciales, alimentarias,

etc.), sobre

todo en esta época de crisis mundial de sobreproducción, pasan menos

advertidos

los intereses de la burguesía brasileña.

Todo desarrollo capitalista llega a un momento (por competencia y

sobreproducción)

en que los límites nacionales y las restricciones del mercado interno

obligan a los

empresarios a buscar materias primas y mercados en las regiones

externas más

accesibles. Es el caso de burguesías como la paulista, que busca

crearse una zona

de dominación económica regional. No por nada Brasil es el principal

impulsor de

UNASUR.

Tradicionalmente, propugnó por un área de integración limitada a

Sudamérica

frente a las ideas bicentenarias de los Libertadores sobre la unidad

latinoamericana

desde México hasta Tierra del Fuego. Ahora, la burguesía brasileña

aparece

como la principal interesada y beneficiaria de este intento de integración

llamado

UNASUR. Más allá de las bonitas palabras sobre los grandes temas,

los

primeros acuerdos concretos contemplan obras de su interés, como la

Carretera

Interoceánica que permite una salida al océano Pacífico para sus

productos, el

Anillo Energético que distribuirá el gas desde Perú, y distintos ductos

que permitirían

el transporte de energía desde los productores (Venezuela, Bolivia,

etc.)

hacia los centros industriales continentales como Sao Paulo.

Estas intenciones hegemónicas en la región son parte del proyecto

brasileño

de integrar el G8 y de ocupar un lugar en el Consejo de Seguridad de ONU,

entre otras aspiraciones a nueva potencia.

Néstor Kirchner, nuevo secretario general
En la última reunión de UNASUR realizada en Argentina, además

de considerarse

las mencionadas estrategias de ayuda a Haití y Chile y la situación

de Honduras

post golpe militar, se eligió como secretario general al ex presidente

argentino Néstor

Kirchner.

En este caso podemos ver el uso político interno que el gobierno hizo

de esta

designación, que le sirve como autopromoción en un momento de

recuperación

de la iniciativa política luego de varios meses de estar asediados

por la oposición.

A la vez, el cargo es útil al ex presidente para posicionarse como

figura presidenciable

de cara a las elecciones de 2011.

Otra integración es posible: Por una Federación Socialista

Latinoamericana
Desde muchos sectores se ha criticado que UNASUR es una

entidad virtual, que no

ha producido resultados tangibles, quedando reducida a la

producción de declaraciones

de buena intención. Y también a su mecanismo de decisiones,

que conduce siempre

al pantano diplomático de las reuniones de presidentes o

ministros de relaciones

exteriores. Además, que se superpone con otros organismos como

OEA, CAN, Mercosur,

etc.

Nos interesa resaltar que existe otra integración posible, solidaria,

que tiene como

antecedente al ALBA (Acuerdo Libre Bolivariano de los Américas),

que

conforman Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y pequeñas

islas

caribeñas) y que sí produciría rápidos y grandes resultados. Estamos

hablando

de una Federación Socialista Latinoamericana que, partiendo de los

procesos

revolucionarios más avanzados (Cuba y Venezuela), profundice los

cambios

(nacionalizando las palancas fundamentales de la economía y

poniéndolas

bajo control obrero), fuera integrando a los de Bolivia y Ecuador,

y se

extendiera con los de Nicaragua, El Salvador, Paraguay y los países

caribeños;

y más allá. Una integración que planificara toda la economía regional

en base

a las riquezas de cada país latinoamericano para que pueda satisfacer

las necesidades

populares de todos los pueblos sin que intervengan intereses

empresariales ni del

aparto militar imperialista.

Frente a esta posibilidad puede leerse a la creación de UNASUR

y a su perfil

"progresista" como un intento de desvío de este avance revolucionario

que consideramos

necesario, o al menos un colchón entre los procesos revolucionarios

más avanzados,

a los que busca contener, y los demás pueblos; bajo gobiernos que

responden a las

oligarquías y al imperialismo.

Fuente:

http://www.luchadeclases.org.ve/component/content/article/6722-unasur-y-la-integracion-latinoamericana


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