martes, 29 de junio de 2010

A un año del golpe Honduras sigue luchando

Golpe de estado a Manuel Zelaya
A un año del golpe Honduras sigue luchando
Por proponer una consulta para una constituyente, La Corte Suprema acusó al presidente Zelaya de traidor a la patria.
Con esta propuesta Manuel Zelaya puso en alerta al Imperio y sus lacayos en Honduras, quienes se aterrorizaron ante la posibilidad de que el pueblo hondureño entrara en el proceso de verdadera democratización del país y sus recursos.
ViVe (28 de junio de 2010)
Hoy 28 de Junio se cumple una año de la ruptura del hilo democrático y constitucional ejecutado en la hermana República de Honduras, contra su pueblo, su democracia y su Presidente electo José Manuel Zelaya.

A petición del pueblo, el Presidente Zelaya mediante los mecanismos legalmente establecidos, quiso formalizar a través de un plebiscito, la consulta al pueblo soberano para saber si estaba de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en función de crear una nueva Constitución.

Con esta propuesta Manuel Zelaya puso en alerta al Imperio y sus lacayos en Honduras, quienes se aterrorizaron ante la posibilidad de que el pueblo hondureño entrara en el proceso de verdadera democratización del país y sus recursos.

Inmediatamente, encabezados por el Presidente del Congreso Roberto Micheletti, procedieron a poner en tela de juicio la gestión del Presidente Zelaya acusándolo de ilegalidad en su solicitud. Así, el Tribunal de Justicia de Honduras ordenó la suspensión de la consulta promovida por el Ejecutivo.

Convocadas las elecciones presidenciales por el Poder Electoral para el 29 de noviembre del 2009, el Congreso hondureño emite un mecanismo para la realización de consultas populares en el que dejó abierta la posibilidad de que, simultáneamente a las elecciones generales del 29 de noviembre, se pudiera celebrar un plebiscito pudiendo ser solicitado por el Poder Ejecutivo, con ciertas limitantes para la propuesta del Presidente Zelaya.

Para el 26 de junio de 2009, La Corte Suprema aprueba acusar a José Manuel Zelaya como autor responsable de los delitos de traición a la patria, abuso de autoridad, usurpación de funciones en perjuicio del Estado de Honduras, por lo cual dicta orden de su captura y allanamiento.

En la madrugada del día 28, fuerzas armadas al mando del teniente coronel Rene Antonio Herpburn Bueso, allanaron la residencia presidencial, para posteriormente detener al presidente Manuel Zelaya. Luego, fue trasladado a la base de la Fuerza Aérea al sur de Tegucigalpa para ser llevado finalmente a Costa Rica.

El Congreso resolvió por unanimidad la destitución del Presidente Zelaya, por considerar que las acciones de gobierno de éste habían violado la Constitución y el ordenamiento jurídico del país, y designó como sucesor al presidente del Congreso, Roberto Micheletti.

Las Fuerzas Armadas hondureñas desplegaron un dispositivo preventivo con varios aviones de combate y con soldados en las calles de Tegucigalpa, cortaron la electricidad, la telefonía y el servicio de Internet del país.

La policía lanzó gases lacrimógenos contra los simpatizantes de Zelaya que manifestaban en el centro de la ciudad.

Roberto Micheletti decretó un toque de queda, mientras se sucedían las protestas.

Otra de las medidas tomadas fue la prohibición de trasmisiones de cadenas internacionales dentro de Honduras. Además, fueron detenidos por fuerzas militares varios periodistas y se ejecutó el secuestro de los embajadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela; y la canciller hondureña Patricia Rodas.

Paralelamente, miles de personas protagonizaron manifestaciones en contra del gobierno de Micheletti.

Durante las protestas contra el gobierno golpista se produjeron muertos, decenas de heridos, y varias decenas de detenidos en los alrededores de la Casa Presidencial, ante la que protestaban cientos de personas.

Dos personas murieron como consecuencia de los enfrentamientos entre manifestantes y soldados; Juan Barahona, dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores, afirmó que los soldados dispararon contra la multitud con fuego real. Los medios de comunicación fueron sacados del aire. La organización Reporteros sin Fronteras condenó el "apagón de noticias".

¡Un año después. . . la lucha sigue!

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