viernes, 7 de enero de 2011

Reflexión para el año que comienza



“La teoría de las ventanas rotas”

Enviado por: Irving Mosquera

En 1969, en la Universidad de Stamford (EEUU), el Prof. Philip
Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos
abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y
hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y
conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y
tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios
con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en
psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado
en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio,
etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron.
En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la
que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de
derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no
finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho
y el de Palo Alto llevaba una semana impecable.
Los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo
Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que
en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo
redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario
supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la
psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.
Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro,
de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de
convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que
todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y
multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores,
se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling)
desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un
punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las
zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son
mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara,
pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos
de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie,
entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'esas pequeñas
faltas' como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de
velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son
sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y
luego delitos cada vez más graves.
Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados
progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán
abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas
por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la
gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes.
La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que;
ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se
degenera el entorno.
Tan solo vea un ejemplo en casa, si un padre de familia deja que su
casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes
en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios,
malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo
familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un
descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y
comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá
algún día llegarán a caer en prisión.
Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la
falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la
sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y
viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y
formación de cultura urbana, la falta de oportunidades ha generado un
país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece
estar dispuesto a repararlas.
La solución a este problema yo no la tengo estimado lector pero he
comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar
los hábitos alimenticios de mi familia, le he pedido a todos los
miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de
nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras
pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es
una mentira y punto, hemos acordado aceptar las consecuencias de
nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una
buena dosis de educación a nuestros hijos, con esto y con la ayuda de
Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal,
he soñado que los míos algún día repitan esto el día de mañana, con la
finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos
vean algún día, un nuevo Mundo, un Mundo sin ventanas rotas






( Autor Desconocido)

Cortesía de Teodoro Guerrero

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