sábado, 6 de noviembre de 2010

El partido que queremos I y II


Por ANTONIA MUÑOZ

28.OCT.2010 / 12:19 PM /

El 25 de abril de 2010, el Congreso Extraordinario del PSUV aprobó La Declaración de Principios, Los Estatutos y Las Bases Programáticas, documentos que prefiguran el PSUV que queremos. Por supuesto que los documentos no pueden ser perfectos porque son productos del trabajo de seres humanos, y por lo tanto, sus planteamientos son perfectibles. Sin embargo, lo más importante es que todos los militantes del PSUV comencemos a estudiarlos y debatirlos. Así sabremos, por ejemplo, que el artículo 6 de los Estatutos referido a las características del o la militante señala que: “somos militantes de los sueños de las grandes mayorías, por lo que debemos guiar nuestras conductas por los siguientes valores: la ética y moral socialista, la formación y la autoformación socialista, la disciplina consciente basada en la crítica y la autocrítica, la práctica de la solidaridad y el amor, la conciencia del deber social y la lucha contra la corrupción y el burocratismo. Podríamos comenzar con las 3R², revisando cuántos y cuáles de estos seis (6) valores o postulados estamos poniendo en práctica?

La ética y la moral socialista

Para muchos, y entre ellos me incluyo, lo medular de la moral y la ética socialista está referido a la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Para poner en práctica lo que se dice, es condición indispensable que esto esté en el corazón, en el sentir. Se debe sentir y creer lo que se dice, para llevarlo a la práctica. La mejor manera para que un político o una política pierda credibilidad es que su discurso o sus palabras vayan por un lado y sus acciones vayan por otro. Inmediatamente la gente lo o la empieza a identificar como fariseo, que es el calificativo bíblico para quienes dicen, pero no hacen. Como nosotros primero que nada somos Bolivarianos, en relación a este punto no está demás que recordemos a Bolívar cuando expresó: “me sentiría como un hombre indigno, si fuere capaz de asegurar lo que no estoy cierto de cumplir” (08 de octubre de 1812). Esta sentencia del Padre de la Patria, tiene mucho que ver con la educación política (Pedagogía Política) como herramienta para la batalla que hemos de librar contra el burocratismo en la administración pública.

Algunas personas cuando llegan a ciertos cargos, tienen la mala costumbre que para quitarse a la gente de encima le dicen que venga la próxima semana, el próximo mes o dentro de 15 días, cuando nada indica que al término de los lapsos señalados habrá una respuesta positiva. Si la solicitud en cuestión depende de dinero, y no hay la menor posibilidad que ese recurso este disponible en los lapsos señalados ¿para qué crear la esperanza que al final se convierte en una mentira, que cual bumerang se devolverá y golpeará al funcionario, al gobierno del cual se trate, y finalmente, al proceso revolucionario. En conclusión, como los revolucionarios y revolucionarias no podemos ser mentirosos ni vendedores de sueños irrealizables o falsas expectativas, aprendamos de Bolívar, que: la verdad pura y simple es la mejor manera de persuadir. Es necesario que rescatemos el valor de la palabra, el valor de la verdad aunque sea dura. Eduquemos con la esperanza que algún día podamos decir como muchos de nuestros abuelos y abuelas: “mi palabra es un documento”.

La formación y autoformación socialista

En mi opinión, esta es unas de las grandes limitantes que debe vencer el PSUV para lograr los tres objetivos estratégicos de la revolución: La consolidación de la democracia participativa y protagónica, la derrota del imperialismo y toda forma de dominación y la construcción del socialismo bolivariano. Esto es así porque el logro de estos objetivos depende mucho de la información que manejemos, lo cual determina el grado de conciencia política. Sólo un ejemplo, por ahora: para que la población venezolana se convierta en la mayor muralla contra el imperialismo norteamericano, y así lograr su derrota, primero la población tiene que entender cómo actúa. De lo contrario, la gente no comprende cómo es que subyuga a los pueblos. Hay que conocerlo tal cual es. Hay que saber que hasta creen, que todas las diabluras que hacen están justificadas, porque lo hacen, “en el cumplimiento de su destino manifiesto, cual es extenderse por todo el continente que le ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno…”. Todo este palabrerío era para justificar su expansión del territorio original de las 13 provincias a todo el inmenso territorio que es hoy los Estados Unidos de Norteamérica. Si alguien cree que exageramos, que estamos paranoicos, pregúntenle a los mejicanos a quien le “mordieron” buena parte de su territorio.

Hay que saber que los estados Unidos, a ciertos países le quita su territorio, a otros le roba sus recursos, a veces por la vía pacífica facilitada por gobiernos entreguistas, como ocurrió con Venezuela, otras veces roba los recursos por la fuerza a través de invasiones, como es el caso de Irák. A otros países los usa como sus conucos particulares para producir alimentos que no se dan en su territorio, como es el caso de varias Repúblicas centro americanas, donde por año explotaron a sus habitantes para producir sus cambures de exportación. Por esta razón, el artículo 10 de los Estatutos reza: el partido declara como valor fundamental, la formación y autoformación socialista, por tal motivo constituirá una Escuela de Formación Política e Ideológica… Así mismo, el artículo 16 establece el Sistema de Formación Socialista del PSUV, como órgano adscrito a la Dirección Nacional del partido. Para reforzar la necesidad y deber de estudiar que tienen todos los y las militantes, el artículo 11 establece que: los y las militantes del partido que se desempeñen o aspiren desempeñar cargos de dirección en la administración pública o en el seno del PSUV, deberán aprobar el nivel formativo del Sistema de Formación Socialista correspondiente a los niveles del cargo… Nos dijo Bolívar en el discurso de Angostura que “por el engaño se nos han dominado más que por la fuerza… que un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción… y que la ambición y la intriga abusan de la credulidad de los ciudadanos… Así que a leer, a estudiar, porque la ignorancia, además de ciega, es atrevida.

5.NOV.2010 / 12:16 PM /

Para que cualquier grupo u organización con fines u objetivos comunes funcione armoniosamente, deben existir reglas de obligatorio cumplimiento para todas y todos los miembros. La aplicación de estas reglas de oro debe comenzar desde la familia como célula básica y fundamental de la sociedad. Me atrevería a asegurar que en buena parte, la descomposición que existe en la sociedad venezolana tiene su origen en la descomposición en el núcleo familiar. Mi abuela materna, analfabeta pero muy sabia, decía: “el problema es que en esa casa no hay quien tranque la puerta”. Mi abuela hacía referencia a una familia donde los hijos e hijas almorzaban o cenaban a la hora que mejor le pareciera o llegaban en la noche a “recogerse” como solía expresar, a la hora que le viniera en gana, sin ningún control por parte de los mayores. Mi abuela se refería a una familia donde no había reglas de conducta o comportamiento que se respetara. Ella se refería a una familia donde no había disciplina, donde papá o mamá o los dos habían perdido la ascendencia sobre los hijos e hijas, una familia donde se había perdido el respeto. Así como en la familia, en los clubes, en los equipos deportivos, en los consejos comunales, en los partidos políticos y en las naciones se necesitan normas, leyes y reglas de juego claras que permita la coexistencia armoniosa de sus miembros.

En el caso de la disciplina dentro de los partidos que es lo que hoy nos ocupa, la misma debe ser consciente, y las y los miembros de los partidos deben estar dispuestos a cumplir y hacer cumplir las normas establecidas y aceptadas por todos. Sin embargo, las normas disciplinarias deben ser justas y aplicarse a todos por igual, porque todos debemos ser iguales ante las leyes.

Quienes estén en funciones de dirección deben dar el ejemplo no transgrediendo las normas, porque cuando el lema pareciera ser “hagan como yo digo, pero no como yo hago”, la gente se desmoraliza y se pierde autoridad. No olvidar que la palabra motiva, pero sólo el ejemplo convence. La disciplina como el respeto se logran dando ejemplo. Si alguien quiere ganarse el respeto de los miembros de su grupo familiar, partido o pueblo, comience por respetarlos. Intentar imponer la disciplina o el respeto a las normas sólo con base al autoritarismo, pudiera lograr el objetivo, pero indefectiblemente siempre será sobre la base del miedo y no del comportamiento consciente.

La disciplina partidista tampoco puede utilizarse para chantajear a la militancia. En algunos casos, para evitar, ahogar o descalificar la crítica y la autocrítica necesaria para enderezar el rumbo perdido, se recurre al chantaje de etiquetar a la gente como contra revolucionario o quinta columna, y por lo tanto, merecedor de una medida disciplinaria y del repudio de la militancia. Este es un subterfugio o autoritarismo muy mal disimulado. Esta es una manera de eliminar el debate de ideas tan necesario y enriquecedor en todo partido donde en verdad se predique y se practique la democracia interna. Algunos autoritarios, siempre tienen a la mano su sello de “conflictivo” para colocarle en el lomo y en la frente a quienes tengan la osadía de contrariar sus opiniones. Colocar este sello o etiqueta es una manera muy común de descalificar y eliminar a quien se considere adversario. Aquí es muy útil tener presente aquellas sabias palabras del Ché Guevara: Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción.

Los estatutos del PSUV, en su artículo 8, numeral 4, plantean que uno de los derechos de los y las militantes, es formular las críticas sólo dentro de las instancias del partido con su debida fundamentación. En relación a este artículo me permito recordar, que, para gozar de este derecho es condición indispensable que el debate y la discusión de ideas sea una norma predicada y practicada dentro del partido. Este tema nunca será suficientemente enfatizado, porque algunos de nosotros aunque pregonamos a viva voz promover la democracia participativa, en la práctica somos autocráticos y sólo permitimos una discusión mediatizada y controlada. Cuando algún tópico no es del agrado del dueño o la dueña del partido, el o la “impertinente”, es declarada fuera de orden o se interrumpe abruptamente la discusión.

Que las críticas estén debidamente fundamentadas, es obligatorio e inherente a la ética socialista, ya que se dejaría de ser crítico para convertirse en criticón, que en el fondo es sinónimo de calumniador e intrigante. Alguien con tal conducta jamás podrá ser un bolivariano socialista, respetuoso de su prójimo y mucho menos amante de la verdad y de la justicia. La importancia de esta consideración estriba en el hecho cierto de que revolución es sinónimo de cambios profundos, cambios que deben comenzar desde nuestro interior, porque lo medular es el cambio espiritual del ser humano, que en definitiva es el principio y fin de la revolución. Si una revolución no tiene como principio y fín la búsqueda de mejores seres humanos y una manera justa de relacionarnos, basada en el respeto y reconocimiento del otro o de la otra, todo será cosmético y efímero. De cada uno de nosotros depende que los cambios sean estructurales, que los cambios sean de esencia, que los cambios sean de verdad. Tiene que ser así, porque nosotros, los hijos de Bolívar, después de 200 años tenemos prohibido arar en el mar. Nosotros hemos de arar en tierra fértil para recoger buenos frutos. Venceremos.

Fuentes:

http://www.psuv.org.ve/opiniones/opinion/partido-queremos-i/

http://www.psuv.org.ve/autores/antonia-munoz/partido-queremos-i-2/

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